domingo, 18 de diciembre de 2016

PREGUNTA CONTESTADA




CUANDO LAS NOCHES ERAN DULCES, ETERNAS Y LLENAS DE SUEÑOS INCONFESABLES.

Una de esas noches y festejando la compañía de personas amigas me encontré dentro de un bar con música a gran volumen, donde para decir algo comprensible al otro debías acercarte a su oído y chillando comunicarle tu pensamiento momentáneo. Por supuesto llevar una conversación fluida era imposible. Lo cierto es que tampoco eran horas para esos menesteres, sólo estabas agarrado a una barra, a un vaso, con vete a saber que bebida, era igual, y mirar a tu alrededor tratando de encontrar alguna cara amiga, afable o que prometiera no sé qué sueño o inquietud.

Bueno allí estaba yo, como ya he dicho, y como la música era lo más atrayente me pareció acertado ponerme a chillar al camarero diciéndole lo bien que elegía las diferentes canciones que iba seleccionando y que posiblemente pocas personas se percataban de ello. Para demostrarle el interés y que era cierta mi aseveración le dije quienes eran los que en ese momento estaban conversación, en general, pero que se podían disfrutar si te concentrabas en ello.

Entonces el camarero, ducho en la zalamería del personal, supongo que quiso medir el alcance de lo dicho y dijo: siempre se agradece que alguna persona se interese por mis gustos musicales y que deseo hacer extensibles a la clientela. Pero, escucha esta canción y espero que sepas de quien se trata.

La pregunta se las traía, ya que desde que entre en el bar habían sonado multitud de géneros, casi todos de tonos fuertes y diversos conjuntos. Pero la pregunta estaba hecha y la debía intentar resolver. 

Suenan los primeros acordes y de momento me transporta a una sensación balsámica y de quietud. 

Pienso, ¡ya me ha pillado!.  No es nada parecido a lo hasta ahora escuchado.

Mi cara, supongo, delataba mi despiste, el camarero para hacer más atractivo el desafío, se inclina sobre la barra del bar y acercándose a mi oído me dice: si lo aciertas te invito a la ronda.

La verdad es que no me importaba el precio, estaba en juego mi conocimiento de grupos musicales, canciones y demás cosas de aquella noche de juerga.

Puse no cinco sino veinte sentidos, y no recuerdo pero no me extrañaría que me hubiese hasta metido el dedo en las orejas para oír mejor, sí recuerdo que para amplificar el sonido coloque mi mano alrededor  y como si fuese un elefante aumente el pabellón auditivo. La música me era familiar y muy agradable, el cantante: no era la primera vez en escucharle; letra en inglés, una balada, pero reconozco otra voz más fuerte también conocida.... pero no encontraba esos registros en mi "archivo musical". 

El camarero cada vez más sonriente se regocijaba de ver mi atención y lo perdido que me encontraba. Su pericia en la elección había sido correcta, un "listillo" iba a tener que reconocer su desconocimiento.

El minuto que llevaba sonando la canción me parecía una hora. Bien es verdad que tampoco me importaba, la música y la canción eran preciosas, aunque en aquel ambiente estaban fuera de tono, pero nadie bajaba la voz ni se importunaba: estaban en sus chillidos compartidos y sus vasos.

Un cambio de intérprete y su tono de voz hizo saltar en "mi archivo" de casillero y me alegre, pues aún con dudas me subí al mostrador y acercándome al camarero le dije que creía saber quienes eran. Se sonrió y me pregunto: ¡venga!, inténtalo.   Fue cuando le dije que no sabía el título de la canción pero que quienes la interpretaban, era lo pedido, pensaba saberlo, son: John Denver y Plácido Domingo. Vaya dúo, menuda canción y ¡a esas horas y lugar!.

El camarero me miró y dijo: nunca pensé que aquí y ahora con toda la gente amontonada y en ciertos estados nada saludables alguien hubiese acertado. Sí, son ellos y tienes gratis la cuenta.

Le dije no te preocupes por la bebida, pero por favor no quites el disco, era un vinilo.

Lo volvió a poner desde el principio y al menos los dos disfrutamos de aquellas voces.

Quiero compartirlo y os lo dejo aquí, espero que os transporte a ese espacio de felicidad que al menos dura unos minutos.
Siempre hay alguien ahí, sólo tenéis que poner el oído y estar en guardia para aprovechar el momento.


FELICES SUEÑOS

EBG. 

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